De regreso. No sé por qué voy y vengo. En algún lugar que no logro recordar alguien repartía mis besos. Un callejón vacío, un pueblo muerto. Mi alma desobediente se entristeció y aquellos años compañeros quedaron atrás.
Sentía que me acariciaba los ojos el deseo de la muerte, aquel deseo implacable que nunca vi flotar en el viento. Después de aquel sonido callado, que había borrado los caminos y el grito de la lluvia, le di la bienvenida al día . Con el pensamiento apagado; bajo el mar y sobre aquella arena blanda yo la quería. Más tarde recordé las palabras que un día me gritó extendiendo la sonrisa: ¡Vive, calla o enloquece! Luego, todo quedó en silencio. Volvieron a mi mente aquellas conversaciones anudadas que acumulaban olvido y sombras. Eran palabras falsas, pálidas y sin lágrimas. Poco a poco aquel asedio fue destruyendo mi corazón.
Ahora remonto el Sena. Siempre regresa lo acostumbrado.