Tras el cristal, esa forma muda era tu sombra. Aunque calles y no escribas siempre serás poeta. Es lo que eres para mí. En una esquina de tu vida amontonas creaciones descartadas; ahogas palabras en tu cuerpo febril. Esas palabritas tuyas que escondes para mí. Dos veces intenté besarte el alma pero la muerte de mi corazón ya es un hecho y terminaré por olvidarte. Recuerdo la noche que logré recorrer tu cuerpo hasta tu sonrisa. Todos esos caminos de piel donde apilabas tus versos. Hasta que de puntillas llegó la despedida. Después me levanté y anduve sin rumbo. Mientras me alejaba, musitabas la canción del poeta. No hay más desamparo que el mío.
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