Decido comenzar de cero intentando interpretar la melodía que suena tras este dia de calor infernal.
Doy rienda suelta a las señales que me van llegando. A estas horas mi orgullo está en los huesos y tengo motivos de sobra para aceptar el destino de otros, incluso cuando me duele en las entrañas.
Por otro lado, he de decirles que mi soledad y yo hace tiempo que nos llevamos bien. Tanto es así, que juntas le hemos quitado el polvo a todos los rincones de mi alma. Lo supe tarde, pero es ella la que envuelve cada noche mis sueños. La sujeté en la sombra de la noche y entendí que era un buen remedio para vivir mi propio destino.
Ella me lo enseña todo. Aprendí que en el Universo todo tiene su propio ritmo y propósito y ningún astro pide permiso para brillar. Con ella viajé al otro lado y comprendí que no hay distancia que nos separe si superamos la resistencia al entendimiento.
Sólo fueron claves estas revelaciones en mi vida.
Después, como siempre, arreglé el jardín.
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