Mi sombra y yo viajamos en nubes redondas y blancas que arrastran mi dudoso destino. Apoyados en mi hombro van los besos que guardo para ti. Me adentro en tu vida, me cuelo en tus sueños aunque creas no conocerme. Estas pequeñas cosas que te digo, los libros que te leo, los besos que aún no te he dado, los que te regalo cuando crees que no te miro y mi espíritu de poeta que jamás conocerás lo invade todo. Hoy he vuelto a sentarme en el mismo banco donde un día hablábamos de presagios. Es invierno y tengo frío
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