Hacía ya un tiempo que la ternura lo había abandonado. Vivía entre cuatro paredes sofocantes repletas de risas antiguas. Un lamento angustioso golpeaba aquella vieja casa. Con el cuerpo agarrotado entonaba sílabas en su bosque de coníferas. Estaba desnudo bajo el dolor y se preguntaba lo que haría cuando la vida lo castigara. Tenía disminuido el destino; su otoño estaba cerca. Él, también sabía hacer conjeturas.
Hasta los ojos un día se cansan de la belleza de la luna.
1 Comentario
Unknown
La frase final ya nos indica el modo y forma en que se va llegando al final: hasta los ojos un día se cansan de la belleza de la luna.
Y es verdad, cuando joven, siempre sacaba tiempo para mirar la luna, en la avenida, en la azotea, en la esquina de casa, cuando ya estaba en lo alto.
Ahora me tienen que indicar, Mira que bonita está la luna esta noche, y como alumbra. Y, haciendo un último esfuerzo, miro al cielo