Aquel suspiro no era suficiente. Me empujaba a la duda. Sobre la arena tendida, las cuerdas de mi guitarra me anudaban el pelo cuando el viento del norte jugaba a enredarlo. Yo sólo intentaba olvidarte, pero tú te empeñabas en poner tu boca en mi corazón; y se hacía de noche sobre la tarde mojada.…
